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Aquel café Qustodiado

Ese día me decidí a tomar un café antes de entrar al Servicio. Al pasar por aquel pasillo que tantas veces pisaron mis pies, me volví a cruzar con ella, su coleta, sus ojos y esa mascarilla que tapaba lo que en mis sueños tanto veía.

Un café especial-Foto Pixabay

Y apareció ella

Subí las escaleras y me dirigí a la barra de la cafetería girándome para ver que sus ojos no paraban de mirarme. Ella nunca lo sabrá pero me encanta cada vez que lo hace. O esa forma que tiene de bajarse la mascarilla mientras mira al infinito.

Mi trabajo me enseña día a día a ser observador y en fijarme en cada detalle que pasa al rededor. Y aunque no todo te lo enseñan en la #Escuela aprendes a conocer a las personas incluso antes de hablar con ellas.

Ese desayuno

Ya sentado en la silla y con el café caliente, veo que se acerca a la barra mientras pide un #café y lo que parece ser un bollito. Está muy graciosa, muy nerviosa y claro no puedo parar de mirarla.

Aquel Café - Foto Pixabay
Aquel Café – Foto Pixabay

Desde aquella tarde hablando de coches y de trabajo, algo en mí cambió. A veces me preguntó cómo algo tan pequeño puede levantar un sentimiento tan grande en mi.

Un pequeño susto

Cuando fue a meterse las manos en los bolsillos temblorosa se dio cuenta que no llevaba la cartera encima y temblando intentó solucionar el pequeño problema. Las dos camareras vacilándola le dijeron que luego se lo podían #pagar.

Al coger el café y el bollito pasó por mi lado y cuando nuestras miradas se cruzaron, sonreí tiernamente. Parecía una muñequita.

Mi descanso con un ángel-Foto Pixabay

Cuando ya la perdí de vista y me terminé el café me dirigí a la barra y le dije a esa camarera cuanto era el desayuno de esa chica, acto seguido lo pagué y me fui hacia comisaría.

Aquella sorpresa

Al cabo de las horas un compañero me comentó que la camarera le había escrito y que en uno de los mensajes le ponía que cuando la chica había subido para pagar se quedó sorprendida al enterarse que la pequeña #deuda ya estaba saldada.

Los dos sabíamos dónde trabajaba el otro pero lo que no teníamos claro era cuando nuestras miradas se volverían a cruzar.

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